viernes, 3 de abril de 2020

EL DÍA MUNDIAL DEL AUTISMO

Iba a escribir acerca de lo que me disgusta que tengamos que celebrar este día, porque es el día en el que nos afanamos más en concienciar y en dar visibilidad, en defender algo que no tendría que defenderse, porque para eso están los Derechos Humanos. Pero no voy a hacerlo, me quedo aquí y enfatizaré lo positivo, que lo hay, y mucho, porque bastante malo tenemos ya en estos momentos...
Cuando inicié mi carrera docente, era impensable que el alumnado con TEA estuviera en centros ordinarios, mucho menos la cantidad de ellos/as que, por fortuna, están ya escolarizados en aula ordinaria. Los colegios cada vez reflexionan más acerca de una atención a la diversidad más justa; ya hay senderos hacia la inclusión y, el autismo, con algunas de sus características más generales, ha transformado muchos centros haciéndolos más accesibles y mejores para todas las personas.
El Equipo Técnico Provincial para la Orientación Educativa y Profesional (ETPOEP) de la Delegación Territorial de Córdoba, nos convocó la pasada semana, vía videoconferncia, a las tutoras de las 22 aulas específicas para alumnado con TEA de Córdoba, para coordinar la atención que estamos llevando desde casa, hacia nuestro alumnado y sus familias, pidiéndonos que prioricemos el estado emocional que esta situación está suponiendo para ellas. De ahí surgió un compromiso para continuar el contacto semanalmente, compartir experiencias, sensaciones y, sobre todo, para no perder esa línea inicial que tanto nos recalcaron desde dicho equipo: el apoyo emocional.
Que se nos pida eso, dejando atrás estadísticas de avances, estándares y todas de esas herramientas educativas que, aunque sean necesarias para medir la calidad, no tienen ningún valor en momentos como este, dice mucho del necesario avance hacia la inclusión: la humanización de la enseñanza, la priorización de la persona para, después, poder abordar muchos otros aspectos.
Por algo uno de los principios del Diseño Universal para el Aprendizaje es Proporcionar múltiples formas de implicación, colocando el componente emocional como uno de los pilares imprescindibles para que se pueda dar dicho aprendizaje.
Por algo, en esta crisis sanitaria mundial, muchos/as profesionales, cada uno/a en su campo, están haciendo un trabajo especializado imprescindible, pero es el factor humano el que lo está marcando todo, para mal o para bien.

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